Abrimos un nuevo espacio en nuestro blog. Lo hemos llamado, a falta de más ilustradas ocurrencias, ESPACIO REIVINDICATIVO. Lo vamos a estrenar con la primera parte de una trilogía titulada "Andalucía: 30 años de Socialismo". Esta primera parte está dedicada a la Sanidad. Una segunda parte se destinará a Medio Ambiente y la tercera, a Educación. Deseamos que no sea un simple desahogo, sino una reflexión en voz alta.
Cuando una persona progresista, que cree en los principios establecidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, así como en la Solidaridad y la Libertad, vive en una tierra con un desarrollo económico importante, que lleva más de 30 años votando “SOCIALISMO”, se supone que debería ser feliz por verse rodeado de todos esos principios en los que cree.
Así, Andalucía podría ser esa tierra de promisión donde, tras 30 años gobernando sin interrupción, se ha llegado a las más altas cotas de igualdad social, dotaciones de servicios públicos para todo el mundo, equilibrio ambiental …. Bueno, eso, en principio, es lo que se podría esperar tras 30 años.
Algo habrán hecho que los diferencie de otras autonomías que no han tenido esa suerte y han sido gobernadas por opciones conservadoras y menos dadas a las políticas igualitarias, aunque reconozcamos todos que el punto de partida era bastante rezagado. Creo que debemos convenir en que 30 años dan para hacer unas cuantas cosas.
Una sanidad pública de calidad como motor de igualdad, una excelente educación pública como pilar de la sociedad futura y un respeto absoluto por lo público son (o deberían ser) las banderas por las que cualquiera que se diga “SOCIALISTA”, lucha.
Empecemos por la Sanidad.
Hace un par de semanas tuve algo tan común como un fuerte resfriado. Cuando solicité cita (on line, of course, Andalucía imparable), me la dieron para seis días después. Al comentar con la persona que me atendió que no sabía si en seis días iba a estar enfermo o no, se me indicó explícitamente: “Caballero, vaya usted a urgencias”. Y mi respuesta: “Pero si solo es un resfriado”.
Consternado, lo comento en mi trabajo. Soy profesor y vivo rodeado de compañeros que luchan día a día y no se desaniman. Pero que ya han dado muchas batallas por perdidas. Todos los que allí estaban se habían pasado a la medicina privada.
En el pueblo de Huelva en el que vivo, donde por cierto, también llevan 30 años de socialismo, en el ambulatorio solo estamos los jornaleros, los inmigrantes, los albañiles y cuatro raros que, a pesar de todo, insistimos. Claro, como ahora ya no se puede decir “proletariado”. Nuestros políticos, compañeros socialistas, están en la privada.
Así pues, queridos representantes públicos del pueblo andaluz:
- SOCIALISMO no es dejar que los centros de salud se caigan de viejos y obsoletos.
- SOCIALISMO no es tener plantillas paupérrimas, sin capacidad para atender a los casos que se presentan en el día.
- A un gobernante SOCIALISTA le cae la cara de vergüenza cuando sus funcionarios se ven obligados a dar una cita ginecológica trece meses después de la solicitud (sí, mi compañera también creía en la sanidad pública, ahora está en Adeslas).
- Un SOCIALISTA tiene dignidad y si en 30 años no ha sido capaz, dimite.
- Un SOCIALISTA, en definitiva, no puede permitir que su pueblo se divida entre los que pueden tener una sanidad de calidad y los que no.
- Porque, aunque no esté de moda, un SOCIALISTA es capaz de reconocer que hay clases y debe luchar por su supresión.
En fin, esto solo por hablar de la sanidad pública en Andalucía 30 años después.
Otro día (pronto) podríamos hablar de Educación o de Medio Ambiente, o de …
Por cierto, cuidado con la aprobación de la Ley Sinde, no sea que los herederos de Marx (y los de Pablo Iglesias) demanden a alguien por mal uso del nombre “SOCIALISMO”.
Uxío Otero Castro